En escapadaspormadrid.com queremos ayudarte a que conozcas cosas nuevas sobre Madrid. Porque sabemos que eres una persona curiosa, al igual que nosotros, te queremos contar de primera mano los recursos culturales que tienes en tu ciudad.
Para ello, iremos publicando periódicamente artículos de diversa temática que constituyen por separado una pequeña pieza del gran puzzle que es Madrid. En esta página no nos centraremos en las exposiciones o eventos puntuales, aunque comentaremos los que nos parezcan más relevantes en nuestra página de Facebook, sino en aquellos que siempre van a estar ahí para nosotros.
Índice de contenidos
Los primeros madrileños tuvieron períodos fríos (glaciares) y otros más templados (interglaciares) durante la época prehistorica.
En los períodos más cálidos había bosques y praderas, siendo los ríos madrileños más caudalosos y profundos. Los primeros seres humanos tenían que convivir con especies como toros, ciervos, caballos, rinocerontes de pradera, elefantes e hipopótamos.
En los períodos fríos el paisaje era estepario, con amplias praderas y grán cantidad de nieve en la sierra. Durante esta época, el ser humano (neandertales y sapiens) convivío con especies adaptadas al frío como ciervos gigantes, mamuts o rinocerontes lanudos.
Los seres humanos de estos períodos fueron los homo heidelbergensis (y su evolución a neanderthalensis) y el actual homo sapiens.
Las características de ambas especies eran muy diferentes. Los neandertales eran cazadores y recolectores, organizados por grupos de parentesco (socialmente igualitarios), que tenían que realizar vida itinerante para encontrar unas mejores condiciones de caza.
Por contra los sapiens eran más numerosos, tenían un mayor dominio en la fabricación de herramientas y se organizaban socialmente de una forma más compleja. Con el tiempo los grandes desplazamientos fueron cada vez menos necesarios, dando como resultado la aparición de la agricultura y la ganadería, lo que fue haciendo que los neandertales terminaran desapareciendo.
Los romanos conquistaron la Carpetania (territorios celtíberos que hoy conforman la Comunidad de Madrid) en el año 139 a.c. por su situación central dentro de la península. En el caso de Madrid, encontramos sobre todo poblaciones rurales (aldeas, granjas y villas) dedicadas a la agricultura y ganadería, si bien existían algunas ciudades como Complutum (Alcalá de Henares) o Titultiam.
En cuanto a las poblaciones rurales, las villas servían de explotaciones agrícolas, ganaderas y forestales, a la vez que de residencia para sus propietarios. Contaban además con infraestructuras para procesar los productos que las dotaban de una cierta autonomía.
La única ciudad romana que ha llegado en Madrid a nuestros días es Complutum (Alcalá de Henares), que llegó a contar con 50.000 habitantes en torno al foro y sus edificios. Pero también se han conservado algunas calzadas romanas y restos de sus asentamientos.
Tras la crísis del siglo III d.c, y la caída del imperio romano de occidente (siglo V d.c), muchos poblaciones se fueron abandonando.
A principios del siglo VI d.c, este territorio (junto con la mayor parte de Hispania), pasó a formar parte del Reino Visigodo de Toledo.
La ciudad de Madrid se fundó en el siglo IX (entre los años 823 y 886), por el emir de Córdoba Mohamed I, como parte de una red de fortalezas en la frontera con Toledo. El motivo de la creación de estas fortalezas era contener las continuas rebeliones que se producían en la ciudad de Toledo y frenar el avance de los reinos cristianos que se iban acercando desde el norte de la península.
El recinto amurallado se encontraba en los terrenos donde hoy se encuentran el Palacio Real (donde se situaba un alcázar) y la Catedral de la Almudena. Fuera de la muralla, en los llamados arrabales, es donde vivía la mayor parte de la población de Mayrit.
La gente de Madrid obtenía el agua de pozos y viajes de agua, dedicando su actividad a la agricultura, la ganadería y cerámicas.
De esta época podemos ver algunos fragmentos de la muralla árabe, silos y los cimientos de la mezquita de la antigua ciudadela.
Cabe destacar que, cuando más adelante Madrid fue conquistada por los cristianos, el perímetro de estos arrabales pasó a estar amurallado, constituyendo lo que hoy en día conocemos como la muralla cristiana (la cual fue construída a lo largo del siglo XII).
En el año 1.085 Madrid pasó a formar parte del reino de Castilla, merced al acuerdo firmado entre Alfonso VI y el rey de Toledo Yahia al-Qadir. Muchos habitantes de la ciudad huyeron, pero otros se quedaron, pasando a ser los conocidos como mudéjares.
Para favorecer la población de Madrid con nuevos habitantes cristianos, la corona otorgó privilegios reales a la ciudad y la dotó de Fuero propio en el año 1.202. Atraídos por sus cazaderos, los reyes de la casa de Trastámara habilitan una residencia en el alcázar.
La mayor parte de la población estaba formada por labradores y pastores, los cuales trabajaban las tierras arrendadas a un señor, así como artesanos y comerciantes. Los señores obtenían privilegios y exenciones aportando fuerzas que lucharan a favor del rey.
Este fue el caso de familias como los Vargas, patrón de San Isidro, o los Lujanes (de la que queda su casa en la Plaza de la Villa).
En los alrededores de la ciudad existían terrenos comunales, destinados a pasto del ganado (como los de Amaniel), gestionados por el concejo con la participación de los vecinos de Madrid (aunque los vecinos irían perdiendo tal poder con el paso del tiempo).
Madrid es una ciudad rica en castillos y atalayas. A continuación dejamos una lista con algunos de los castillos que podemos ver:
Con el Madrid de los Austrias nos referimos a la época, en los siglos XVI y XVII, en la que la dinastía de los Habsburgo (casa de Austria) reinó en España. Se trata éste de un tiempo en el que España fue una de las mayores potencias de Europa, y Madrid su capital desde el año 1.561, época en la que Felipe II decidió trasladar la corte desde Toledo a la hasta entonces Villa de Madrid.
Desde la construcción de la muralla cristiana en el siglo XII, la Villa de Madrid no hizo más que crecer, por lo que las murallas fueron desapareciendo entre los muros de las nuevas casas (durante los siglos XIV y XV) o parcialmente derruidas (en el siglo XVI).
Del recuerdo de estas murallas nos quedan las cavas (como la Cava Alta, la Cava Baja o la Cava de San Miguel), que constituían los fosos que defendían la ciudad. La Calle Mayor fue una vía de grán importancia, instalándose allí negocios de oficios tradicionales.
Algunos de los puntos de interés que podemos visitar del Madrid de los Austrias son la Plaza Mayor (donde en sus orígenes había un mercado), Puerta Cerrada (puerta de la ciudad cerrada por los recovecos que la hacían insegura), Palacio de Santa Cruz (fue cárcel de la corte), Convento de las Carboneras y Plaza de la Villa (con la Casa de la Villa, Casa de Cisneros y Torre de los Lujanes).
No podemos dejarnos la Colegiata de San Isidro (catedral provisional de Madrid) y el Palacio de Uceda (casa del valido del rey).
En cuanto a la población árabe existente en Madrid, durante el reinado de los Austrias tuvieron dos momentos importantes: la conversión forzosa al cristianismo en el año 1.502 (llamándose moriscos) y su expulsión definitiva entre los años 1.609 y 1.612.
Cuando hablamos del Barrio de las Letras nos referimos a una zona de Madrid en la que, durante los siglos XVI y XVII (en el llamado Siglo de Oro Español), tuvieros su residencia algunos de los literatos más importantes de aquella época en España.
Nombres tan universales como Miguel de Cervantes, Calderón de la Barca, Francisco de Quevedo, Luis de Góngora o Lope de Vega compartieron caminos en una zona que les resultaba económica para vivir de un oficio que entretenía al Madrid de la época.
El imperio español, que tuvo su época dorada con Carlos I o Felipe II, comienza su declive por las constantes guerras y la entrega del poder de los reyes (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) a sus validos. Fue ésta, por tanto, una época de grandes contrastes.
Mientras que la nobleza se enriquecía, el pueblo de Madrid se iba haciendo más pobre. Fue la época de los pícaros, del Madrid de capa y espada, y de una sociedad que encontró en el teatro y los corrales de comedia una forma con la que distraerse.
De aquella época, de decadencia como imperio pero luminosa para las artes, nos quedan cosas como la Casa de Lope de Vega (donde Lope vivió sus últimos 25 años), la Casa de Cervantes (donde falleció Cervantes), la Iglesia de San Sebastían, el Convento de las Trinitarias Descalzas (donde está enterrado Cervantes) o el Teatro Español (donde antes se situaba el Corral del Príncipe).
Si hay un rey especialmente querido por los madrileños, ese es sin duda Carlos III (1.716-1.788), hijo de Felipe V e Isabel de Farnesio, que era conocido como el “mejor alcalde de Madrid“. Además era un monarca preparado, pues antes fue rey de Nápoles y Sicilia.
La llegada del rey al trono de España fue un tanto ajetreada. Tras la muerte de su padre, Felipe V (1.683-1.746), y de sus hermanos Luis I (1.707-1.724) y Fernando VI (1.713-1.759) sin descendencia, abdicó de la corona de Nápoles y Sicilia para reinar en España.
Cuando Carlos III llegó a Madrid para comenzar su reinado, se encontró con una sociedad campesina y empobrecida, por lo que decidió modernizarla utilizando el poder absoluto del rey con un programa ilustrado. Para ello se rodeó de ministros que lo asesoraran como el marqués de Esquilache (al que el pueblo hizo un motín), el conde de Aranda y el conde de Floridablanca.
Creó las reales academias (como centros de investigación de alto nivel) y las reales sociedades económicas de amigos del país (como universidades de ciencia aplicada orientadas a formar a la gente para tener una profesión y convertirse en clase media).
Además de crear estas academias, Carlos III puso en marcha una serie de iniciativas, entre las que destacan las siguientes:
A este monarca debemos muchos de los monumentos que tenemos actualmente en Madrid:
El 2 de Mayo se celebra el levantamiento producido el 2 de Mayo de 1.808 del pueblo de Madrid contra las tropas napoleónicas.
Pero antes de llegar a eso, remontémonos más atrás en el tiempo. Napoleón Bonaparte, en represalia porque Portugal no quiso acceder a realizar un bloqueo de productos británicos, decide invadir el país luso (para lo cual necesita pasar por territorio español).
Napoleón firmó un acuerdo con Godoy y Carlos IV, según el cual se permitía el paso a las tropas francesas por territorio español para realizar una invasión conjunta de Portugal. Pero, cuando Napoleón consiguió su objetivo, también invadió plazas españolas.
La familia real española, ante el temor de que invadieran su país, se retiró a Aranjuez para que, en caso de necesidad, poder ir desde allí a América pasando por Sevilla. Esto produjo el descontento de los ciudadanos, lo que provocó el Motín de Aranjuez.
Como resultado de esto, se produjo la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo, Fernando VII. Napoleón, ese mismo año, invadió España y envió a Fernando VII a Bayona (Francia), donde le obligó a entregar la corona de España a José Bonaparte.
La familia real española empieza a abandonar el Palacio Real para dirigirse a Bayona. El 2 de Mayo de 1.808, con la salida de sus dos últimos miembros, el pueblo de Madrid se levantó en armas para intentar expulsar a los invasores y liberar a Fernando VII.
Pero el levantamiento fracasó. Se iniciaron una serie de represalias contra el pueblo madrileño, como los Fusilamientos del 3 de Mayo, para que sirvieran de escarmiento al resto pero, lo que consiguieron, fue que la rebelión se extendiera por todo España.
Esto fue el comienzo de la Guerra de la Independencia, que finalizaría en 1.814 con la derrota de Napoleón Bonaparte y la vuelta de Fernando VII (al que los españoles acabarían cambiando el sobrenombre de “El Deseado” por otro más acorde: “El Rey Felón“).
En el año 1.870 la reina Isabel II, a quien debemos la construcción del Canal de Isabel II (el cual puso fin al problema de abastecimiento de agua que tuvo la capital desde que Madrid fuera corte), abdicó desde el exilio en su hijo (Alfonso XII).
Sin embargo en España se elegiría a un nuevo rey, de la casa de Saboya, para reemplazarla: Amadeo I. En el año 1.873, debido a la inestabilidad del país, el rey Amadeo I abdica y se proclama la Primera República Española (que sólo duraría hasta el año 1.874).
Esta república duró poco, pues terminó con el golpe de estado del general Pavía, dando lugar a gobiernos provisionales que finalizarían ese mismo año con el acceso al trono de Alfonso XII mediante el conocido como pronunciamiento de Sagunto.
Tras la muerte de Alfonso XII en 1.885, por tuberculosis, le sucede su hijo Alfonso XIII. Sin embargo, dado que este último ayudó a que se instaurara la dictadura de Miguel Primo de Ribera (1.923-1.930), tras el fin de la misma se vió obligado a exiliarse de España.
Entre los años 1.936 y 1.939, tras la marcha del rey Alfonso XIII, se desarrolla la Segunda República Española, en la que se suceden gobiernos de izquierdas y de derechas. Sin embargo, la tensión social no hace más que incrementarse según va pasando el tiempo.
Esto dió lugar a la Guerra Civil Española (1.936-1.939) la cual, tras la caida de Madrid tras su asedio, trajo como consecuencia la dictadura del General Franco desde el año 1.939 hasta su fallecimiento en el año 1.975. Después de eso reinaría Juan Carlos I, hijo de Juan de Borbón y nieto de Alfonso XIII, que traería de vuelta la democracia con el llamado período entonces llamado Transición.
En la actualidad, tras la abdicación en 2.014 de Juan Carlos I en su hijo, gobierna el rey Felipe VI junto a la reina Letizia Ortiz.
Pero no sólo de palacios y monumentos vive el hombre. Eso debieron pensar al menos los numerosos reyes y aristócratas que pasaron por nuestra ciudad y que, además de una suntuosa residencia, querían unos parques hermosos por los que poder pasear.
La mayoría estuvieron cerrados a los madrileños pero, por suerte, hoy en día podemos visitarlos todos y hacer un recorrido por la historia de Madrid a la par que pasar un bonito día. Pero, ¿Cuáles son los parques más bonitos de la ciudad de Madrid?
En esta lista os dejamos algunos de los parques más bonitos de Madrid:
Por supuesto, tanto en la ciudad de Madrid como en sus alrededores, existen mucho otros parques que también iremos viendo.
Madrid tiene algunos edificios singulares que, si bien no pueden ser visitados (por ser viviendas o empresas), merece la pena acercarse por lo menos para verlos desde el exterior. Este sería el caso del Edificio Metrópolis, Torres Blancas o el Edificio Capitol.
Por suerte para nosotros muchos de ellos tienen alguna azotea cercana desde donde poder contemplarlos tomando una bebida.
Se dice que “de Madrid al cielo“. Y algo de eso debe haber, pues Madrid es una de esas ciudades en las que no necesitas meterte en un museo para empaparte de su historia: sólo caminar y mantener los ojos muy abiertos (sobre todo a sus fachadas y esculturas).
Estamos enamorados de Madrid. Por ese motivo, te proponemos algunos miradores (la mayoría de ellos son también edificios históricos) desde los que puedes ver Madrid desde lo alto y conocer la ciudad desde un punto de vista distinto al que ya conoces.
Te dejamos con una selección de estos miradores desde donde puedes disfrutar de las vistas mientras te tomas alguna bebida.
En Madrid tenemos algunas de las pinacotecas y museos de árte contemporáneo más importantes del mundo. Tal es el caso del Museo Reina Sofía (arte contemporáneo), el Museo Thyssen-Bornemisza y el Museo del Prado (obras de entre los siglos XVI al XX).
Estos tres museos se encuentran muy cerca unos de otros, en el llamado Triángulo del Arte (por la forma en la que se ubican), en torno a la zona del Paseo del Prado de Madrid. Son los museos más visitados de la ciudad, con millones de visitas todos los años.
Seguramente, después de ver los recursos culturales que tenemos en Madrid estaréis casi convencidos de hacer una visita a nuestra ciudad. Pero, ¿Se come bien? La respuesta es SÍ, la gastronomía madrileña es otro argumento para que os paséis a conocer Madrid.
Por lo general, los platos de la cocina madrileña suelen ser contundentes, como el cocido madrileño, pero los hay también más ligeros. Otros, como las gallinejas o la oreja, no gustan a todo el mundo por estar hechas de vísceras o partes más cartilaginosas.
Pero, debido a que es una gastronomía variada, todo el mundo encontrará algo que sea de su agrado. Además, no sólo vamos a encontrar platos tradicionales de Madrid, también encontraremos de otros lugares (como la paella valenciana o la sopa castellana).
Esta es una lista de los diez platos típicos de la gastronomía madrileña que podréis degustar si hacéis una visita a nuestra ciudad:
Cuando hablamos de fiestas en Madrid, todo el mundo tiene en mente el reloj de la Puerta del Sol y a gente tomando las uvas con las campanadas. Pero no queremos hablaros de eso, ni de los belenes y mercadillos que se instalan en Navidad en la Plaza Mayor.
Nos gustaría hablaros del Madrid más castizo. De ese Madrid que perdura tras haberse convertido, en 1.561, en la capital de España y gusta de seguir siendo conocido como la Villa (ciudad cosmopolita que sigue manteniendo sus tradiciones de antaño).
En este sentido, no queremos abrumaros con una larga lista de las fiestas de nuestra ciudad. Queremos daros una muestra de fiestas del Madrid más típico, con sus chulapos y chulapas, barquillos y, por supuesto, bailando a ritmo de organillo con un chotis.
Estas son las fiestas tradicionales más importantes que se celebran en la ciudad de Madrid:
Durante las fiestas, en Madrid se pueden consumir dulces como las torrijas o las rosquillas de San Isidro de las cual tenemos varios tipos: las listas, las tontas y las de Santa Clara. Pero hay otros, como los pestiños, los buñuelos de viento y los churros y porras.
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