El Castillo de la Alameda es un lugar sorprendente. Por un lado nos encontramos con un castillo medieval del siglo XV, pero es que también fue un palacio renacentista en el siglo XVI con sus jardines y un lago en el que navegaban las embarcaciones.
Durante la Guerra Civil fue un puesto de observación (e improvisado fortín) y albergó en su recinto a un nido de ametralladoras.
Por si esto fuera poco, también es un yacimiento arqueológico. Allí encontramos restos que atestiguan cómo vivían sus habitantes, no solo los del propio castillo, si no los que le precedieron en el tiempo, datando los restos más antiguos de la Edad del Bronce.
Con todo esto, el Castillo de la Alameda (o Castillo de Barajas) es una oportunidad extraordinaria para visitar castillos en Madrid.
Índice de contenidos
El Castillo de la Alameda se encuentra en la Calle Antonio Sancha,1 del Barrio de la Alameda de Osuna (Madrid).
Puedes llegar en Transporte Público de cualquiera de las siguientes maneras:
También puedes ir en tu Vehículo Privado. En la misma calle donde está el Castillo suele haber sitios donde poder aparcar, pero si no, puedes dejar el coche en el aparcamiento que hay junto al Parque del Capricho (está a unos quince minutos andando).
El horario de visita del Castillo de la Alameda (o Castillo de Barajas) es el siguiente:
El Castillo permanecerá cerrado los días de: Año Nuevo, Reyes, Fiesta del Trabajo, Nochebuena, Navidad y Fin de Año.
El Castillo de la Alameda se puede visitar de manera gratuita, tanto la visita individual como la visita guiada.
Se realizan dos visitas guiadas al mes los Sábados a las doce de la mañana. Para poder realizar la visita, previamente tienes que haber solicitado su reserva llamando al teléfono 91-366 74 15 o escribiendo un correo a castilloalameda@madrid.es.
Las visitas guiadas son muy recomendables porque te explican perfectamente toda la historia del lugar, desde los pobladores que habitaron en la zona con anterioridad a la construcción del Castillo, cómo era la vida en el mismo y la Guerra Civil Española.
También nos hablan de cómo se fue descubriendo el yacimiento hasta llegar a la época actual, y lo que queda todavía por excavar.
Si tienes alguna duda, puedes preguntarla. Por eso es una mejor opción que recorrer el yacimiento mientras lees sus carteles.
El Castillo de la Alameda cuenta con las siguientes medidas de accesibilidad:
Ademas de las visitas Individuales y de las guiadas, el castillo cuenta con las siguientes actividades disponibles:
¿Por qué encontramos restos de tantos asentamientos en un mismo lugar? Originariamente, en la Prehistoria, numerosas tribus acudían a las terrazas del Manzanares y Jarama en busca de nódulos de Silex (una piedra que se podía trabajar bien).
El lugar donde nos encontramos está en la ladera norte del Arroyo de Rejas, hoy desaparecido, que era un afluente del Jarama. Estaba protegido del viento y orientado hacia el Sol, dominando el Valle junto con sus fuentes y fértiles tierras.
El Poblado Calcolítico consistía en un poblado de cabañas rodeadas por un pequeño foso. Se han encontrado huecos cavados en el suelo por niños (porque eran más pequeños) a modo de despensas los cuales, al ceder sus paredes, eran utilizados como basureros.
En este lugar se encontró la sepultura de un individuo rodeado de Cerámica Campaniforme, asociada al Calcolítico y al período inicial de la Edad de Bronce, que debe su nombre a su forma de campana invertida y que se encuentra en lugares de enterriento.
El poblado del Calcolitico fue abandonado hacia el año 1.500 ac. Pero volvió a ser ocupado durante la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. En el yacimiento del Castillo de la Alameda se han encontrado restos cerámicos que datan de estas épocas.
Durante la época Romana y Visigoda, el Castillo se encontraba en una magnífica localización, de camino a Alcalá de Henares (Complutum). Se sabe que el poblado sobrevivió en otra localización distinta y desconocida (por los restos que se encontraron).
Entre los escombros y rellenos del Castillo se han encontrado muchos objetos utilizados por los habitantes del Castillo que utilizaron en su día a día. Como recipientes de loza para el servicio de mesa, copas y jarras de cristal y ¡Hasta unas tijeras!
Durante las excavaciones arqueológicas se encontraron restos de la munición empleada por los defensores del bando republicano en el Castillo. En las ruinas del mismo también hay vestigios de su utilización durante la guerra, como un túnel bajo su estructura.
Nos encontramos en un territorio que fue frontera entre Al-Andalus y Castilla. Cuando la conquista castellana avanzó hacia el sur, llegaron nuevos pobladores y crearon asentamientos como este en el que nos encontramos: la aldea de La Alameda.
El rey Enrique II (1.334-1.379) empezó a repartir señoríos entre los nobles y estos, a su vez, a construir residencias fortificadas a la cabeza de los mismos. El beneficio era mutuo: por un lado el monarca obtenía el apoyo de los nobles y estos, a su vez, derechos.
Este fue el caso de Los Mendoza, a quienes les fue entregada la Aldea de la Alameda y Barajas en el año 1.369. El castillo fue construido hacia el año 1.400, por Diego Hurtado de Mendoza, para defender su señorío y como símbolo de poder.
Diego Hurtado de Mendoza, además de casarse dos veces, tuvo una amante: su prima Mencía de Ayala. Don Diego, a su muerte en 1.404, dejo a doña Mencía el señorío de Barajas y la Alameda, enajenándolo del Mayorazgo de los Mendoza.
En el año 1.406, doña Mencía se casó con Rui Sánchez de Zapata, aportando como dote dicho señorío. Así fue como la jurisdicción sobre estos territorios y el castillo pasaron a formar parte de los bienes de la Familia Zapata.
Gracias a los méritos de Francisco Zapata de Cisneros en la corte de Felipe II (1.527-1.598), llegando a ser el presidente del Consejo de Castilla entre otros cargos, el rey le concede en 1.572 el título nobiliario de Conde de Barajas.
Fue en esta época cuando el castillo sufrió una profunda transformación, pasando de ser una fortaleza del siglo XV a un palacio rural más elegante de estilo renacentista (que estaban tan de moda en aquella época).
A lo largo del siglo XVII la situación social de los Zapata sufrió un declive. En el año 1.695 un incendio destruye el Castillo, y fue abandonado. En ese momento, sus materiales se convirtieron en cantera para las tapias y casas vecinas.
El expolio de sus materiales se intensificó, con la autorización del municipio, cuando en 1.785 la Duquesa de Osuna extrajo buena parte de la piedra del Castillo para edificar con ella su cercano palacete de El Capricho.
Fue precisamente en este año cuando el Conde de Fernán-Núñez, primo de la Condesa, consigue el título de Conde de Barajas (junto con la finca y el castillo) al morir ésta sin descendencia. En el año 1.898 deciden construir un panteón familiar junto al Castillo.
Actualmente sabemos que la Duquesa, en el año 1.856, planeaba rehabilitar el Castillo para devolverle su anterior uso de Palacio Rural. A pesar de que se llegaron a dibujar los planos del proyecto, esta reforma nunca llegó a llevarse a cabo.
Durante la Guerra Civil, en los terrenos se construyó un nido de ametralladoras y el Castillo se utilizó como puesto de observación e improvisado fortín (a la vista de los restos encontrados), por parte del bando republicano.
Tras la Guerra Civil, la familia que guardaba la finca adquirió los terrenos, para venderlos más tarde para la urbanización del barrio.
En el año 1.970, durante esta urbanización, unas máquinas excavadoras hicieron dos grandes zanjas para extraer tierra, una a cada lado del Castillo, destruyendo parte de los restos sepultados en el foso.
Comenzaron entonces las primeras investigaciones arqueológicas en el Castillo. En el año 2.010, tras cuatro años de obras de restauración en el Castillo para devolverle su estado original, abrió sus puertas como Centro de Interpretación del yacimiento.
Cuando se vuelvan a reanudar las excavaciones, seguramente este yacimiento hará nuevos descubrimientos que nos sorprendan.
En este apartado iremos haciendo un recorrido por el interior del Castillo de la Alameda. Iremos viendo su transformación desde que fue construido por la familia Mendoza como fortaleza militar, el cambio que hicieron los Zapata para adecuarlo a Palacio Rural (una vez que no era necesario su uso defensivo) y el papel del Castillo de los Mendoza durante la Guerra Civil.
Por último, según vayamos avanzando, iremos descubriendo la adaptación de este recinto para su uso actual de Museo de Madrid.
En esta sección hablaremos de la arquitectura y los usos que se le dieron al Castillo de la Alameda a lo largo de su historia.
Dentro del Castillo de la Alameda vivían el señor y su corte, con todo lo necesario para la vida dentro del mismo.
Sus muros están construidos con piedras irregulares de silex trabadas con mortero de cal. Estas son las partes del castillo:
El Foso es el primer obstáculo que se encontrarían los atacantes del Castillo para poder acceder al mismo. Tiene hasta doce metros de anchura por seis de profundidad y, al contrario de lo que suele creer la gente, en España los fosos no tenían agua.
Para cruzar el mismo había un puente de madera que, en caso de ataque, podía ser fácilmente destruido. Cruzado éste, el acceso al Castillo se hacía a través de una puerta de dos hojas con un pequeño balcón y dos torrecillas de flanqueo que la defendían.
Cruzada la puerta del Castillo nos encontramos con dos elementos defensivos: la Barrera y la Liza. La Barrera es un muro situado entre el Foso y el edificio; Sobre ésta, un adarve (pasillo) almenado protegía a aquellos que defendían al Castillo de sus atacantes.
En cada esquina se alza una torre de flanqueo, desde las que se disparaba a los atacantes desde los laterales o flancos.
La Liza consiste en un pasillo entre la Barrera y el edificio, por el que se movían aquellos que defendían el Castillo y donde, en caso de acceder al mismo, quedaban atrapados los atacantes mientras les disparaban los soldados desde el interior del Castillo.
La Torre del homenaje se alzaba majestuosa sobre los muros y todo el territorio circundante, representando el poder del señor.
Para poder acceder hasta ella y, como medida defensiva, había que rodearla. Esto exponía a los atacantes al fuego de los defensores del Castillo que se encontraban en la torre y, por otra parte, también evitaba el uso de arietes y otros elementos de asedio.
Se accedía hasta ella a través del primer piso. Para ello se utilizaba una escalera que podía retirarse, en caso de ser necesario.
La Torre se componía de dos pisos: el primero, y por el que se accedía, era el Salón del trono y el superior los aposentos privados del señor. En el Salón del Trono tenía lugar el Homenaje, un pacto entre vasallo y señor, en el que el señor ofrecía su protección y el vasallo se comprometía a entregarle rentas y servirle con sus armas.
Dentro de la torre, los pisos se comunicaban por una escalera de caracol. El uso de este tipo de escalera era otra medida defensiva, ya que el señor podía empuñar su arma con la mano derecha, mientras que los atacantes tenían su arma en la contraria.
La Torre contaba con su propio pozo para, en caso de asedio, no depender del agua del exterior. Actualmente está tapado, pero puedes ver fotografías en los carteles informativos o en el libro del Castillo.
El acceso al Patio del Castillo se hacía a través de la Torre del Homenaje (actualmente utilizamos un acceso del siglo XVI). Tras los muros del mismo, además de la propia torre, se encontraban el resto de estancias ocupando dos de los cuatro lados del patio.
Entre ellas se encontraban varios salones, la cocina, la capilla y el cuarto de los guardias en un edificio de dos plantas. En el centro había un pozo de agua, que se piensa fue un aljibe y empotrado en el muro un pozo tradicional del estilo al encontrado en la torre.
Las ventanas de las estancias están orientadas hacia el patio para, en caso de que los asaltantes del castillo hubieran conseguido llegar hasta su interior, constituir el último punto de defensa que ya les quedaba a los defensores del Castillo.
Tras conceder el rey el título nobiliario de Condes de Barajas a los Zapata, éstos emprenden en el año 1.575 una serie de reformas para convertir el Castillo en un sitio más elegante y confortable.
Ya no necesitan una fortaleza medieval que los defienda de sus agresores, sino un palacio acorde con su nuevo estátus social.
Estas son algunas de las reformas que se hicieron en el recinto del Castillo para transformarlo en un palacio:
El objetivo fundamental de las tropas nacionales durante la Guerra Civil Española fue la toma de Madrid. Tras un rápido avance por el Oeste, en Noviembre de 1936, la ofensiva se detuvo a orillas del Manzanares.
El General Franco decide entonces abrir un nuevo flanco por el Sudeste, con la idea de cortar el enlace con las carreteras de Barcelona y Valencia, que eran por donde llegaban los suministros a Madrid.
En el bando republicano, el General Miaja instaló su puesto de mando en el Palacio del Capricho y construyó en los jardines un búnker. En los terrenos aledaños se encuentra el Castillo de la Alameda, donde construye un nido de ametralladoras.
El propio Castillo sirvió como búnker (además de como puesto de observación). Para ello picaron huecos en el muro por donde poder disparar, y en los rellenos del foso y bajo el Castillo excavaron un tunel que les serviría de refugio ante los bombardeos.
La Casa del Guarda se situa en el terreno donde anteriormente estaba la Casa del Mayordomo que fue, durante el período en el que el Castillo se utilizaba como fortaleza, la residencia del intendente o gobernador de la hacienda.
Esta se construyó a finales del siglo XVIII, cuando la Casa del Mayordomo ya había desaparecido y el Castillo estaba en ruinas. Se trataba de una casa de campo, de una sola planta, en la que habitaba la familia encargada del cuidado de la finca.
Tras la Guerra Civil, la familia había adquirido los terrenos, que vendió cuarenta años después dentro del plan de urbanización de Barrio de la Alameda. Se sabe que la finca estuvo en pie y en uso hasta el año 1.975.
El Panteón lo mandó construir, en el año 1.898, la Duquesa de Fernán-Núñez (herederos de los Zapata). Se trata de una pequeña capilla de estilo neo-gótico situada junto al Castillo y destinada a servir de panteón familiar.
Fue construida por el Marqués de Cubas. Hoy en día continua siendo propiedad de la familia y la sigue utilizando.
En el Centro de Visitantes disponen de libros sobre castillos, que puedes consultar allí libremente, y te dan además la opción de comprar un pequeño libro del Castillo de la Alameda a un precio que es prácticamente regalado. Recomendamos su compra.
En las inmediaciones del Castillo de la Alameda no hay muchos sitios donde poder tomar algo. Encontrarás un par de bares en el Paseo de la Alameda de Osuna (a la altura del número 71) o ya tirando hacia la parada de metro de Alameda de Osuna.
Si quieres aprovechar el día y ver algo más, muy cerca del Castillo de la Alameda se encuentra el Parque del Capricho, donde hay además un bar-restaurante perteneciente al camping que hay junto al parque. Otra opción es ir al Parque Juan Carlos I.
En el caso de que te quieras mover y buscar alguna zona que tenga más bares, puedes ir al Barrio de Barajas o al de Canillejas.
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